viernes, 16 de septiembre de 2011

No hay pierde

Se discute en una sala sobre la veracidad o falsedad de las palabras de Jesus y por lo tanto de la fe en él. Entonces se elige al azar un versículo. (realmente es un versículo promedio, no hay parcialidades)

"Pero cuando los entreguen a las autoridades, no se preocupen ustedes por lo que han de decir o cómo han de decirlo, porque cuando les llegue el momento de hablar, Dios les dará las palabras."

Ateo: ¡Que tontería! ¡Cómo Dios va a hablar a través de las personas! Y después se burlan de los chamanes...

Creyente: Dios de verdad habla si tienes fe y más aún si esta es tan grande como para dar tu vida por Él

Ateo: A mí dios nunca me ha hablado, ni cuando era chico y rezaba.

Creyente: A Dios sólo se le escucha cuando hay silencio. Es una voz muy tenue que habla al corazón.

Ateo: (pensando) Claro, que conveniente. (En voz alta) Pero como pueden probar de que es cierto.

Creyente: es la fe. Es tu falta de fe lo que no te permite hablar con Dios.

Ateo: (pensando) Señor, dame paciencia... Con estos no hay pierde.

Narrador: Sí, mi estimado personaje ateo. Tú lo has dicho bien. "Con ellos no hay pierde". Has hablado como un libro abierto. Y tengo que decirte, que por más que no lo parezca si hay forma de comprobar la veracidad o falsedad de lo dicho...

OPCION 1: Podríamos preguntarle a un mártir su testimonio. ¿Te habló Dios o no? ¿te dio esa inspiración divina? Lamentablemente, los muertos no hablan y ser mártir implica haber partido al otro mundo. Pero, en el caso de qué la ejecución de esa persona no se llegara a terminar y ya habiendo hablado Dios a traves de él, si le preguntaramos qué pasó es probable no obtener la verdad de ése casi mártir. Opción uno descartada.

OPCION 2: No podemos confiar en la respuesta de terceros, así que no queda más remedio. Compruebelo, mi querido ateo, usted mismo. Así es, no se escandalice, le estoy sugiriendo que acoja la fe en su corazón de manera sincera, mas sin perder de vista el horizonte: conocer la verdad. Cuando la oportunidad se presente, tome la decisión de ofrecer su vida por Cristo y aguarde a escuchar sus palabras. ¿No las oyó? Qué lástima: adivinó. No había ningún dios. Pero usted fue un buen creyente, un ateo menos y el más grande ------. Halló la verdad, pero ya no le servirá de nada en su próxima vida. Ah, por cierto, tal vida no existe. Garganta cortada y verdad sepultada. Opción dos descartada.

OPCION 3: Supongamos señor ateo qué usted fue afortunado y, cómo en el primer caso, la muerte no llegó a concretarse. Imagínese lo que quiera, un meteorito, un terremoto...(ejemplos cambiados para no ser blasfemo). Entonces va a la plaza y reune al pueblo para hacer la declaración de su testimonio tan importante. Dice la verdad. Pero, ¿le creen? Nuevamente, fue su falta de fe, fue error suyo y no de Jesús. Los mártires sí oyen a Cristo y su inspiración los guía en el momento del martirio. Eso fue todo, estimado ateo, usted ya había perdido desde un principio. Desde que dios es Dios y Usted es usted.

Como usted bien dice "con ellos no hay pierde".

Akira Matsura

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