Excomunión a Taurinos

El espectáculo de las corridas de toros es uno de los pocos barbarismos que ha logrado sobrevivir hasta la actualidad bajo la excusa de la tradición. La Iglesia casi no se pronuncia por el tema ni interviene como si los hace con sus temas de interés (la homofobia, el aborto, etc.). ¿Cuál es su posición sobre esta crueldad?

La Iglesia identifica cualquier "mal uso" de la creación como un pecado. Es decir, que no está de acuerdo con estas fiestas. ¿Qué hace por evitarlo? Nada. Ni en los sermones, ni en sus encíclicas, ni en las declaraciones de prensa, con ellos no es.

¿Tienen alguna responsabilidad sobre el asunto? Sí y mucha. La Iglesia es conciente de que su palabra es acatada por miles de creyentes. Como autoridad moral, tiene la obligación de salir a decir a la gente que no acuda a estas fiestas, como cuando hablan de la homosexualidad y tantas cosas que ya nos tienen cansados de oír lo mismo.

También es sabido que la Iglesia católica siempre ha sido antropocentrista. Es decir que cree que el ser humano es superior a las demás especies. "...llenad la tierra y sometedla; dominad sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que reptan por la tierra" Génesis 28. No les da para decir destruyan, pero sí sometan. Para ellos la figura perfecta es la del hombre imponiéndose ante las demás criaturas. De ahí a que te miren raro si eres vegetariano (entre otras cosas).

Pero esto no es todo. En 1562, el Papa Pio V ya se había pronunciado contra esta masacre. En una de sus bulas había decretado sancionar con la excomunión a cualquier bautizado que asista corridas de toro. Entonces, ¿qué pasó?

Todos estos años, la Iglesia se ha tenido que hacer la vista gorda con el tema para no seguir perdiendo adeptos en sus filas. Si aplicaran la excomunión como es debido, ya no podrían jactarse de ser la religión más grande del mundo.

La religión más grande del mundo, señores del clero, no se mide por la cantidad de creyentes, sino por tener al menos un poco de coherencia entre sus palabras y sus acciones. ¿Dónde quedó la infalibilidad papal y la obediencia a Roma?